Con retraso se anunció
la programación de este año del ciclo 'Flamenco viene
del Sur'. Ya casi nos temíamos que no se hiciera por falta de
presupuesto del Instituto Andaluz de Flamenco, mientras que si lo
habría para otro ciclos como el del 'Flamenco de orilla a
orilla', que no ha sido sino un gasto del todo nefasto, mal
gestionado y sobre todo llevado a cabo en contra de las propias
políticas de empleo y contratación pública.
Nos quedamos, dentro de
estos tiempos de crisis con que, un año más, podemos
disfrutar en Granada de un ciclo completo y con artistas de nivel,
dentro de los pocos que existen en la provincia. Ya que han eliminado
fulminantemente las subvenciones a las peñas flamencas, que
menos que tengamos un ciclo en condiciones.
El Cabrero fue el
encargado de inaugurar en el teatro Alhambra la programación
2013. Vino arropado musicalmente de Rafael Rodríguez.
Lo del Cabrero es de
resaltar. Hace dos semanas escasas compartíamos vivencias y
cervezas con Pepe Habichuela y nos comentaba lo difícil que
era hacerse de un público fiel que siga a los artistas allá
donde vayan. Factura le pasaron sus palabras pues el escaso público
que quiso acompañarle evidenció estas palabras. Y mira
que tiene tirón Habichuela en su tierra. Pues ni aún
así. La crisis de afición es palpable.
No así con 'El
Cabrero' que como decía hay que resaltar que, después
de tantos años en la tribuna, tiene una legión (más
bien ejército) de incondicionales que lo jalea, haga lo que
haga, sin atender a duendes ni misterios del cante. Son los llamados
'cabreristas'. Pues de esos había muchos en el teatro la noche
del lunes. Si ya es personal en su forma de cantar más aún
lo es en sus letras. Su predicamento no es otro que criticar al
clero, a la monarquía, a los ricos y terratenientes del campo
y a los políticos. La vigencia de sus cantes ya tuvieron una
época de esplendor en la transición española, y
se repite el ciclo. En estos tiempos de crisis, corruptelas,
enchufismos y políticos saqueadores aparece El Cabrero que,
sin cambiar el guión, está totalmente actualizado. Ya
lo decía el otro 'Así pasen treinta años'.
En cuanto a su repertorio
cantaor, encaró el inicio de su programa con seguiriya y
cabal, que quedaron enturbiadas pues no tenía la voz aún
redonda para poder sortear las dificultades de los tercios de la
misma. Algo que la afición no tendría en cuenta, pues
lo de menos era cómo lo hacía sino las letras que
entonaba.
Su propuesta pasó
por dar un repaso cabal a los trabajos de los jornaleros, de los que
comen del campo; de los que como el, son el estrato social que da
sustento y alimenta a una sociedad ennegrecida por el poder y el
dinero. De la 'semblanza del macho montés' por bulerías
a los sonetos de Borges cantiñeados por bulerías en
tonos menores y a la malagueña y abandaolao. Y por supuesto
siguiendo miméticamente el guión letrístico y
reivindicativo del que hace gala.
''El clero pide obediencia
y los patronos esclavos,
El clero pide obediencia
y las armas, las armas las
van comprando
a los hombres la
conciencia
para seguirnos matando''
Si esto lo metió
por malagueñas que no metería por romances por bulerías
o por soleá.
Uno de sus máximos
es el fandango. Y fue aquí donde el público lo
esperaba. Fue breve en los fandangos de Huelva y de Alosno, pues
dejaría para el final lo mejor de su repertorio. Antes, se
acordó de los maestros (Manolo Caracol) entonando el
'Carcelero, carcelero'. Para el final lo mejor de su cante: 'Pastor
de nubes' y 'Luz de luna'. Su compañero a la guitarra, es
sobrenatural. Un superdotado de las seis cuerdas. Posiblemente sea
de los pocos guitarristas que puedan seguir el cante del Cabrero. Ya
no sólo en la velocidad de la seguiriya o de la soleá
sino que la aportación magistral del tocaor es única y
el Cabrero no sonaría igual sin Rafael a su lado.
Quiso finalizar con una
toná, que resultó a todas luces, descafeinada y
desafinada, aunque la retahíla de fandangos naturales con la
que se despidió, hasta en tres ocasiones, por las continuas
peticiones del respetable ya valieron el recital entero. Volvió
a sus quejar cantaoras argumentadas en las diferencias de las clases
sociales y batallando con el cante republicano que es lo suyo.
¡Larga vida al
cabrerismo!
Muchos de los seguidores del Cabrero no son aficionaos al cante, al igual que le ocurre al Torta. Son como bien dices cabreristas...En fin, esta claro que tenemos una crisis de afición, porque al Zambo fueron a verlo 20 personas si me apuras.
ResponderEliminarPor cierto, en el título pones en el Plantabaja, pero en el artículo dices que fue en el teatro Alhambra¿?
Un saludo.
Efectivamente, fue en el teatro Alhambra. Fue un lapsus.
ResponderEliminarGracias
no soy "aficionao" al cante pero lo vivo. Y me tiene. Espero que sigáis escribiendo artículos como los que habéis hecho. Enhorabuena. Saludos
ResponderEliminarlos cabreristas no entiede de flamenco entiede los que engordan criticando a el cabrero
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