Cuando se juntan dos titanes es difícil precisar cuál de los dos nos llevan al cenit, al éxtasis. Chano Domínguez y Martirio se conocieron a principios de los ochenta del siglo pasado, como nos recordó en escena y desde entonces, con y sin continuidad, han conformado y consolidado un duo en el que han sido capaces de reinventar la copla y el bolero regenerando el sonido, la sencillez, la música, la sensibilidad y el equilibrio entre piano y voz.
El espectáculo se baso en acoplar boleros y abolerar coplas, amén de hacer guiños al flamenco en las distintas piezas musicales del repertorio que presentaron en el teatro Alhambra. Un concierto muy sencillo, muy equilibrado y de gran gusto. No podemos olvidar que Chano Domínguez es, probablemente, el mejor pianista flamenco-jazz que existe hoy día; y Martirio la coplera con más gusto del panorama nacional, capaz de ahondar en el corazón de la copla modernizando, actualizando y renovando el repertorio tradicional andaluz.
Con todo vendido en el ciclo Andalucía.flamenco, de la Junta de Andalucía, extinto ciclo 'Flamenco viene del sur', la copla superó al flamenco gracias a un repertorio cuidado, entre lo nacional y lo cubano, entre lo folclórico y lo español. Chano Domínguez apareció en escena con prudencia y modestia para deleitarnos con una pieza contemporánea que tuvo guiños flamencos cuando dibuja notas del cante por alegrías.
Cuando Martirio aparece en escena, el recuerdo inefable a Juanita Reina con la zambra 'Yo soy esa' de Quintero, León y Quiroga nos dio pista para saber que Martirio ensalza las canciones enorme sensibilidad. No necesita elevar su voz, llegar a los altos en los tonos ni maquillajes anodinos. A Rafael de León lo homenajeó asumiendo la personalidad de Concha Piquer con la copla 'No te mires en el rio'.
Dio paso al recuerdo de Miguel de Molina en nueva canción de regusto y con un acompañamiento brillante en las manos desnudas de Chano que supo dirigir musicalmente a Martirio en un tándem musical perfecto.
Martirio ha destacado a lo largo de su carrera por acercarse a otras músicas, a otros géneros y extraer de ellos lo mejor de cada uno para consolidar su carrera. De ahí que le conozcamos canciones de Armando Manzanero, Caetano Veloso o Bola de nieve. De este último recodó su obra 'Ay, amor'. Visitó Uruguay y Argentina en el recuerdo a Julio Sosa con la canción 'En esa tarde gris'. Sublime.
Como buena activista social y de los derechos humanos, Martirio quiso romper una lanza en favor de la paz mundial, mentando el horror de guerras como la de Ucrania o Israel. Para ello, recopiló las letras de Rafael Alberti con 'Se equivocó la paloma', una reivindicación literaria en pro de la paz. Entre piezas, Martirio, que no solo tiene una capacidad inmensa para transmitir sino para hablar y provocar risas.
Finalizó el repertorio de ambos artistazos por bulerías, con guiños en el piano a las fálselas del guitarrista corónense Diego del Gastor, al que se acercó seguramente gracias a la guitarra y al tres cubano de Raúl Rodríguez, hijo de Martirio y colaborador necesario en buena parte de la carrera de su madre. EL cante elegido fue la popular bulería que grabó Manuel Vallejo entre otros y actualmente Ezequiel Benítez y que grabó en disco 'Mucho corazón' la artista onubense.
Finalizó la noche con un bis con dos canciones muy emotivas que nos dejaron con un sabor de boca amillarado y que deja claro que la música es el mejor arma para llegar al alma.
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