lunes, 21 de junio de 2021

Deja que te bese tus labios de amapola. Flores el Gaditano.

Una de las mayores riquezas del flamenco son sus letras. Tradicionales, populares, de autor, cultas.. y un imilitado argumento basta para crear coplas que se añadan al acervo flamenco, y en su final más infinito, acaben considerándose del pueblo. 
De los cancioneros populares a los textos cultos, la gran mayoría de ellas han sido cantadas por los artistas desde que el flamenco es flamenco; y no es casualidad, más bien necesidad. 
Las coplas son el elemento más sencillo y directo para contar historias en apenas 4-5 versos. Ahí tenemos las quintillas de los fandangos que son capaces de narrar una historia de amor, un desamor, una muerte o la historia de un país en tan pocos versos. Que se lo digan a Vallejo, Cepero, Pepe Pinto y tantos creadores de letras.
Todo esto viene porque de vez en cuando van saliendo a la luz coplas que parecían desaparecidas, dispersas o incluso anónimas, a pesar de escucharlas con frecuencia. Por otro lado, es mejor dejar de lado aquellos comentarios que se escuchaban en algunos discos de los años '70 donde el 'jaleador' decía: ¡¡vivan las letras gitanas!! y resultaba que eran letras populares, o de autores gachés.
Sin entrar en polémicas, muchas de ellas tienen un origen conocido y hoy queremos traer una de ellas.
Hace dos años Julio Zafra, director del canal flamenco Vereas Negras me hacía una consulta acerca del origen de una copla que había grabado en directo a Juanfran Carrasco. A priori, era un cuplet cantado por bulerías, con aires de bulerías cercanas a Utrera. Así se lo manifesté. 
El cante en cuestión es éste con el que empieza Juanfran, con la guitarra del Perla y esta letra:

Y deja que te bese
tus labios de amapola
ahora que no hay nadie
ahora que estás sola
déjame que viva
contigo este momento
verás como tú sientes
lo mismo que yo siento
y porque yo la he amado
y la amaré, y la amaré, y la amaré.



Pero me quedé con la incertidumbre de buscar el origen de tan bonita letra y sobre todo, lo bien ejecutada que estaba, en tonos bajos y con exquisito gusto por parte de Juanfran Carrasco. En mi búsqueda, logré averiguar que también la había cantado Camarón de la Isla en una fiesta en el Rocío, con la guitarra de Paco de Lucía. Julio también me advirtió de ese video.
 En esta versión, Camarón aún haciendo la misma letra en conjunto, se lleva la melodía a otros lugares que encuentran en tonos más altos una personalización especial en la voz del de San Fernando.

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 Quise tirar más del hilo hasta llegar a la madeja, y para eso están los buenos aficionados. Pregunté a Miguel Ángel Jiménez Valverde de Puente Genil, quien me derivó a Gregorio Valderrama, que conocía el origen de la misma. Pues finalmente, todo iba a quedar en familia, pues el origen de tal copla aparece por primera vez grabado en un disco de vinilo de los Hermanos Valderrama, Ángel y Manuel.


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HERMANOS VALDERRAMA. DEJA QUE TE BESE. 1964

Tras estas pesquisas, y a sabiendas de que estaba buscando el origen, me llamó por teléfono Gregorio para ponerme en antecedentes sobre esta copla. Algo tan sencillo, como mirar la contraportada del disco y se aclaraba todo. En ella pone que los autores de la canción, pues según se escucha en este vinilo, tiene más pinta de canción que de cante, a pesar de estar rotulado como farruca-rumba, fueron un tal Ribas y Florencio Ruíz de Lara. Este último nombre me sonaba, y enseguida caí en que se trataba de Flores el Gaditano. 

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Este artículo lo tenía escrito en el borrador de este blog desde octubre de 2019, y ha sido hoy cuando he decidido publicarlo, al ver en una crónica que hacían referencia a esta letra, probablemente información extraída por parte del redactor de dicha crónica del canal Vereas Negras donde aparece la referencia a Flores el Gaditano. 
Y vamos más allá. En una ocasión charlé con Juanfran para saber de donde había sacado esa melodía y la letra: me contestó que la letra se la escuchó a un gitano de las 3000 viviendas, también por bulerías pero con una melodía distinta. Le comenté el autor de la letra y la primera vez que se grabó y desconocía los datos que aquí exponemos. 
Así que ya queda aclarado tanto el origen de la copla, su autor, las variantes existentes y los intérpretes que la han realizado. 
Queda una última versión grabada por Enrique Montoya en 1965 que me hizo llegar el amigo Sergio García Sánchez.


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lunes, 7 de junio de 2021

FESTIVAL INTERNACIONAL DE MÚSICA Y DANZA. GRANADA 2021.


En el marco del Festival Internacional de Música y Danza se han programado una pléyade de actuaciones de flamenco de primer nivel. Le dejamos la programación y el enlace donde se pueden adquirir las entradas al mismo. Defendamos y cuidemos la cultura y participemos de ella.


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viernes, 28 de agosto de 2020

CARNE Y HUESO. EVA LA YERBABUENA. GENERALIFE. 2020

 Una de las mayores virtudes que podemos vislumbrar en el recorrido de un artista y de su obra es la evolución o la involución que reflejan sus obras. No en vano, la construcción de nuevos conceptos y por ende, la deconstrucción forman parte del camino y la madurez de quien vive de la inquietud y la necesidad de crear para avanzar.

Este es el caso de la bailaora granadina Eva la Yerbabuena. Sus propuestas afrontan el conceptualismo ecléctico de su personalidad. Podemos conocer su vida a través de su obra. Y 'Carne y hueso' que así se llama el espectáculo que presentó estos días en el Generalife, en el marco del ciclo 'Lorca y Granada', es un reflejo del momento profesional por el que pasa.

La obra en sí es un misterio adornado por las formas dancísticas y expresivas de la protagonista que, sin querer evidenciar lo evidente, nos regala una muestra de lo que podemos definir como danza flamenca del siglo XXI.

La solidez de sus movimientos, su manejo del espacio en la caja escénica del Generalife, de dimensiones estratosféricas, hace que lo llene con su menudo pero a la vez enorme figura. 

Esta obra es un guiño, por otro lado, a la fantasía, al movimiento, a la libertad de expresión corporal. Si no, que se lo digan al primer protagonista masculino, Fernando Jiménez, que emuló al insigne Charles Chaplin versión flamenca. Con bombín y nariz de clow fue capaz de aflamencar al extremo al humorista bajo el mantra musical de las bulerías bambineras (Payaso) en la voz de Alfredo Tejada, que estuvo de sobresaliente toda la noche. 

Eva, de traje oscuro, reveló parte de sus secretos a través del braceo infinito, de la superposición de su cuerpo con el suyo propio, un juego imaginario consigo misma, marcado por el concepto estético y por el santo y seña de su baile: la soleá. El único argumento utilizado fue el de bailarle al cante, sin aderezos, sin aditivos. La guitarra de Paco Jarana, que dirigió la parte musical fue soberbia. En la retaguardia, pero evidenciando la complejidad de tocarle al baile, sin apartarse del mandato protagonista que supone la danza. Cabe preguntarse si el baile de Eva sería igual sin la guitarra de Paco. Sospecho que no. Un tándem perfecto. 

Las transiciones vinieron de la mano de los cantaores y de los bailaores. Los primeros afrontaron con solvencia una tanda de fandangos abandolaos, malagueñas que se decían antaño, en tiempos de Juan Breva, que sonaron en las voces de Antonio Gómez 'Turry', Alfredo Tejada y Miguel Ortega que arrancó con el zángano pontano y se cerró la tanda con los ecos de Frasquito Yerbabuena acompañados con milimétrico compás por Antonio Coronel  y Rafael Heredia. 

El cuerpo de baile lo conformaron Mariano Bernal, Ángel Fariña, Fernando Jiménez y Cristian Lozano. Cumplieron con su cometido si bien por momentos hubo falta de conexión en los movimientos grupales. 

Sin firmar un documento, sin romperse el amor de tanto usarlo, que cantó Tejada, Eva se convirtió en virtuosa timidez, de nuevo, bailando el cante. De seguido, la petenera, trágica, evocadora de femme fatal y Eva intuyendo aquella vida loca que cuentan que vivió a través de su figura. No cabe más jondura en su aparente frágil cuerpo. 

Tras la caña, el cierre lo puso Eva por alegrías. Gracejo y espontaneidad, brotes de gaditanía salinera en sus pies, en los movimientos de su traje que esculpió toda la gracia que se puede inyectar a este cante. Y por bulerías de Cádiz, como remate adecuado, propició una larga ovación del público que supo valorar la evolución, la creatividad y la personalidad de la capitana del baile flamenco del siglo XXI.  

jueves, 6 de agosto de 2020

¡VIVA! MANUEL LIÑÁN EN EL GENERALIFE. 3/8/2020.

Manuel Liñán da un paso de gigante en su ya dilatada trayectoria como artista, coreógrafo y bailaor flamenco. Una mente inquieta que sorprende en cada nueva creación, en cada diseño que propone y presenta a su público. 
En esta ocasión, la propuesta es un espectáculo transformista en toda la extensión de la palabra. No obstante, no deja de ser igualmente, una reivindicación a la libertad, de pensamiento, de la palabra, de obra y de omisión, valga la frase religiosa para definir la concepción de mostrar una inquietud personal y trasladarla al escenario. 
En el mundo del flamenco, al igual que pasa con el del toreo y del fútbol, no se ha permitido abiertamente tratar depende qué temas con normalidad, como si un artista de cualquier disciplina fuese diferente por tener una u otra inclinación sexual, por travestirse, por ser libre de pensamiento, por defender unas ideas que no siempre casaban con la realidad de cada momento. En definitiva, un clasismo absurdo que lo único que ha conseguido en encorsetar mentes y dejar morir libertades.
Ha tenido que venir Liñan (no ha sido el único) a demostrar que lo bien hecho no depende del continente sino del contenido. Y en su obra ¡Viva! no falta ni sobra nada. 
Es un guiño a ser uno mismo, a mostrarse como es, sin complejos; un regaño a quien vive anclado en el pasado, en las dictaduras retrógrado-pensantes que sólo atienden a una concepción de la vida. 



El diseño del espectáculo es impecable. El protagonista abre y cierra con dos solos, que irán dando paso a cada uno de los demás miembros del elenco danzístico ya sea en solitario, en pasos a dos o grupal. 
 
La tensión escénica y musical no necesita grandes flashes para atrapar al público ya que está concebida como un todo que van dando forma sonora a cada pieza. La libertad que muestran los bailaores la encontramos también en los movimientos de los músicos que se adaptan a cada escena, a cada estampa aportando protagonismo necesario sin solapar ni perjudicar el baile. 
Liñán es quien se inicia en el baile, en solitario, muy expresivo, escribiendo una reseña estética y expresiva  de lo que iba a ser la noche. La canción del Olé y la de la Mariquita de Lorca se convierte en recitado acancionado del bailaor jerezano Miguel Ángel Heredia que se atreve con el cante. Se convierte en un actor-divertido de sus compañeros con continuos gestos y guiños a la jarana, a la fiesta más natural y coloquial que se puede dar entre una juerga. 
Las diversas estampas, dan comienzo con Jonatan Miró por soleá con retazos de fandangos que suenan de postre en la voz de Antonio Campos que, junto a David Carpio soportaron las letras musitadas de ¡Viva!. 
Hugo López, tan esbelto, tan vertical, tan perfeccionista selló con excelsa personalidad una coreografía que andaba entre los bancos que dieron soporte al espectáculo, ya fuera sentado, invertido o tirado por el suelo acaballo entre lo satírico-humorístico y lo clásico de la danza flamenca que argumentaba con su cuerpo. Manuel Betanzos también deslumbró con una técnica impecable en sus formas y con la sensual forma de moverse al son de los tangos trianeros. Un recuerdo al 'Titi de Triana' y a 'El Herejía' en la voz de David Carpio.



De nuevo, la guasa más estridente vino con el paso a dos de Victor Martín y Daniel Ramos en una pelea inusitada de clasicismo en sus formas, propias de la danza clásica española del XIX. ¡Una lucha de titanes! 
El jerezazo David Carpio entonó la canción por bulerías que popularizaran Bambino y Adela la Chaqueta en sus versiones más flamencas, que compusiera en origen el genial Manuel Alejandro. Aquello sirvió para que Miguel Ángel Heredia tuviera su momento, cantándole al baile. 
Antes del final, Manuel Liñán tomó protagonismo por taranto; serio, imbuido en el papel de bailaor, adornado con traje de flamenca. Un gesto limpio, organizado, con braceado escueto, todo un órdago al buen gusto, y cargado de recursos en los pies y en la verticalidad que se dibujó por la caja escénica, que no necesitó en exceso para desbordar imaginería flamenca. Regala tangos con sesgos morentianos tanto en las  falseas como en los ecos del cante vía Francisco Vinuesa a la guitarra y Victor Guadiana al violín acompañados por la percusión de Kike Terrón. 
Por alegrías se reunió el cuadro entero, con batas de cola, y mantones, es un espectáculo de diversidad y colorido que resume el mensaje emitido: diversidad y libertad. No olvidemos que durante todo el espectáculo el elenco de bailaores vistió trajes de flamencas, o de gitanas, según se prefiera, para dictar sentencias sin palabras. 
Y para rematar una faena impecable, el cierre se convirtió en lágrimas de emoción cuando las pelucas desaparecieron, los trajes se cambiaron por enaguas, y se descubrieron los masculinos cuerpos de las chicas que bailaron en hombre con atuendo femeninos. Ahí es nada. 
La ovación final que se alargó fue más que merecida paran espectáculo que está llamado a ser uno de los mas importantes que se recuerdan en los últimos años. 


(Agradecimiento a ©Joss Rodríguez por la cesión de las imágenes)





viernes, 31 de julio de 2020

ESTRELLA MORENTE. TESELA. Generalife 30/07/2020

Nada nos sorprende cuando la unión de la música andalusí y lo flamenco se hermanan en un diálogo musical que nos presenta, en pleno siglo XXI, la fusión de los pueblos, de sus gentes, de su música y de la naturaleza que los hizo convivir en hermandad durante tanto tiempo. A nadie se le escapa que ambas músicas, han viajado en el tiempo de la mano, compartiendo ritmos, instrumentos, voces y melismas. 

Enrique Morente, el gran Enrique, se alió con la orquesta Chekara andalusí de Tetuán la última vez hace diez años, en un diálogo de culturas fascinante para reivindicar un pasado musical que tanto ha aportado al flamenco. Pero fue en 1983 cuando con 'Macama Jonda' y la orquesta Chekara comenzaran a solidificar culturas a través de la música.

Sin negar la evidencia, el relevo generacional de aquellos tiempos lo ha recuperado su hija Estrella, en un concierto flamenco-arabista que aúna la hermandad vivida en tiempos pretéritos para sonar a vanguardia sin perder un ápice de frescura. 

'Tesela' que así se llama este espectáculo se estrenó en los jardines del Generalife con lleno absoluto de público. Lo que a priori pudo parecer un recital de corte lineal, aplanado por la fusión de ambas culturas no fue sino la perfecta conjunción de la provocación de la paz y la búsqueda de equilibrio sonoro. 

El diseño escénico es sobrio, apenas alumbrado por luces de fondo que pintan los cantes y los toques de los músicos. Estrella, aparece en el lateral, con un traje gris perla brillante, cual Ángel caído del cielo interpretando su 'Vuelvo a la Alhambra' canción promocional del monumento tras el Covid 19. Sonaría al final del espectáculo a modo coral. 

Kiki Morente recogió el testigo cantando 'La Estrella' junto al violín de Jalal Chekara; Estrella se acordó de Macandé en el pregón de los caramelos y de Mairena en la conocida como toná chica. 
Buen repertorio de alegrías rememorando los ecos de su padre, que estuvo presente en todos y cada uno de sus lamentos. Las guitarras de Montoyita y Monti acompañaron la sección musical flamenca, que propuso Estrella en forma de tangos granadinos, con los saeteros, el lenguaje de las flores lorquiano y que remató con su primer éxito discográfico 'El Cerro de Palomares'. La tanda más flamenca de la noche la remato por tonás.

La transición vino de la mano de Dan Ben Lior, guitarrista israelí que tomó protagonismo toda la noche.  Y la anécdota de la noche nos la trajo la propia Estrella que quiso, a pesar de sabérsela, como afirmó, recitar papel en mano el poema anónimo del siglo XV 'Ya cantan los gallos' que recogió el patriarca de los Morente en 'Sueña la Alhambra' titulado 'Generalife'. 
Kiki Morente volvió a escena, acompañado por Montoyita para interpretar la taranta de Vallejo y media granadina de Chacón y morentiana. 
Hubo un cambio de rumbo en la sonoridad del recital cuando entró la familia Chekara para traer el sello distintivo que tanto ha aportado al flamenco: lo árabe. 

Tras un sólo musical de la orquesta, Estrella canta por zambra y tangos, seguido de las letras de Al-Mutamid en la voz de Kiki Morente. Con el acompañamiento de la orquesta, Estrella anunció fandangos de Tetuán, que a la sazón serían jaberas y fandangos de Lucena. 
Rememorando a su padre 'Encima de las corrientes' por bulerías, hubo espacio para la seguiriya y la soleá con la que remató 'Tesela'. que dejó claro que el diálogo de las armas musicales de ambas culturas fueron capaces de sembrar una paz sosegada en forma de recital de cante flamenco de uno de los ya iconos del flamenco del Granada 'La Estrella' Morente.







martes, 23 de junio de 2020

GENEALOGÍA DE FRASQUITO YERBABUENA (I)

Cierto es que no nos ha sido fácil encontrar el frondoso árbol genealógico del cantaor Frasquito Yerbabuena. Un intensa búsqueda en parroquias, archivos diocesanos, ayuntamiento, etc nos ha llevado varios meses de incesante búsqueda que ha dado como resultado organizar y completar los datos de la familia de Frasquito Yerbabuena. Más de cien miembros entre directos e indirectos nos han llevado a dar con su familia. 
Además, tras las conexiones de la familia indirecta del personaje hemos podido descubrir y organizar la genealogía de la rama de los Gálvez Aragón, partiendo de Rafael Gálvez, uno de los cantaores más conocidos de la ciudad en el último tercio del siglo XIX. 
Por otro lado, también hemos podido concretar los lazos que se cruzan con los Aragón, los conocidos payasos de la tele, cuyos orígenes se remontan al barrio granadino de la Pescadería. 
Finalmente, hemos constatado la naturaleza que une a los descendientes de Leovigildo Hoces con Frasquito Yerbabuena. 


Hoy les traemos algunos datos genealógicos de Frasquito Yerbabuena. O al menos los antecedentes más lejanos que se han podido localizar. En futuras entregas terminaremos de publicar la genealogía completa.  Como ya sabíamos, proviene de familia relacionada no sólo con el barrio de La Pescadería de Granada sino que en la práctica totalidad de la misma, fueron pescaderos y tenían puestos en la citada plaza. 
Para situarnos en los antecedentes primigenios del artista y cantaor tenemos que remontarnos a sus tatarabuelos para encontrarlos ya viviendo del negocio del pescado. Oriundos de Málaga y Montefrío, se instalaron en la capital hacia 1790 y comenzaron a vivir del pescado. 
Su tatarabuelo se llamó Ildefonso Gálvez y se casó con Ángeles Fernández. Este es el entronque paterno del cantaor, pues sus tatarabuelos maternos fueron Manuel López (nacido en Chauchina) y Manuela Palomino (nacida en Cúllar Vega). Curiosamente la única peña flamenca que lleva su nombre está en esa localidad. 

Ildefonso y Ángeles tuvieron a su primogénito Alfonso Gálvez, al que también llamaban Francisco,  posiblemente por llamarse Francisco Alfonso aunque en los documentos consultados no aparece con el doble nombre. Se casó con Petronila de las Heras, a la que también hemos encontrado con el nombre de Antonila; posiblemente el escribano del consistorio confundiera los nombres, algo muy habitual en aquellos años. 
Por vía materna sus bisabuelos fueron Francisco Gómez y Encarnación Comba ambos residentes en
Cúllar Vega. Por esta rama materna, encontramos descendientes hasta la actualidad que residen en esta localidad pero que, paradójicamente no sabían que eran descendientes del artista.

No en vano, debemos apuntar que los tatarabuelos mencionados proceden de la línea paterna y materna. Sin embargo, no debemos olvidar al resto de tatarabuelos, que se casan con ambos entronques. 
Por la otra línea paterna encontramos a Francisco de las Heras y María Armijo. Los descendientes de esta línea fueron numerosos al tener Frasquito hasta 5 tíos-abuelos paternos, en cuyos cruces encontramos el apellido Capelli, de origen italiano, pero apellido conocido en la ciudad actualmente donde aun encontramos descendientes indirectos del artista. 
Más delante iremos desgranando la genealogía completa del cantaor hasta la actualidad y dar los nombres de sus tataranietos, al menos de los que hemos localizado. 



Partida de matrimonio de Francisco de Paula Gálvez de las Heras, abuelo paterno de Frasquito Yerbabuena. Se pueden apreciar el nombre de los bisabuelos y tatarabuelos del cantaor y el origen de la localidad de Montefrío del tatarabuelo paterno y de Nerja del tatarabuelo materno. 
Próximamente iremos completando la genealogía de Frasquito Yerbabuena. 




JOSÉ MERCÉ CANTA A MANUEL ALEJANDRO

Mercé 2.x. Las nuevas tecnologías han incluido en nuestro acervo lingüístico una cantidad ingente de términos del siglo XXI que debemos incl...