sábado, 18 de abril de 2020

Chorrojumo y sus imitadores

De sobra es conocido que hubo en Granada un gitano histórico que se hacía llamar Chorrojumo, por su color de piel. Un breve acercamiento sobre dicho personaje lo tenéis en este mismo blog en una de las entradas a la que le dedicamos un artículo: (Pincha el nombre "Chorrojumo").

También sabíamos que hubo numerosos imitadores de este fenómeno que quisieron aprovechar lo pintoresco del personaje y autoconvertirse en el Chorrojumo de la época sin cargos de herencia natural. 
Uno de los más pintorescos fue Enrique García Roldán. Murió el original en 1906 y dejó un vacío importante en los aledaños de la Alhambra y del camino del Sacromonte. Había que no perder la ocasión para que siguiera viva su memoria. ¿Cómo? creando nuevos 'Chorrojumos'. El tal Enrique, fue guardia civil de profesión, que sin ser gitano ni oscuro de piel quiso convertirse en el heredero. Aún siendo granadino, su destino profesional lo ejerció en Úbeda, manteniendo el orden y la ley de aquellos años. A su jubilación hizo lo imposible por convertirse en Chorrojumo. Llegó a escribir una carta al alcalde solicitándole que se le otorgara tal honor pero fue en vano. Argumentó que había que mantener el atractivo turístico que suponía tener en la ciudad un singular 'artista' pero no consiguió su objetivo. Al menos de manera oficial/oficiosa.


En la imagen podemos ver como uno de los impostores se hacía fotos con los visitantes a la Alhambra.

Nunca he investigado cuántos Chorrojumo llegaron a existir. Será difícil averiguarlo. Mientras tanto, sí van apareciendo algunos. Si la vida de Enrique como imitador del gitano fue corta, corta debió de ser la de un nuevo Chorrojumo que hemos localizado.
Asumiendo el rol del original, se puso las ropas propias y se lanzó a la ciudad a darse importancia. Además de dejarse hacer fotos a cambio de unas monedas, también asumió el rol de bandolero moderno o atracador de ciudadanos.
Así se recoge en la crónica que recogemos en la imagen. Antonio Fernández Román (a) 'Chorro e jumo' que así se llamaba, y no era especialmente mayor (38 años) se adjudicó el nombre, el disfraz y el misticismo que adquirió el primigenio Chorrojumo. ¿Y por qué hizo esto? Pues básicamente porque Antonio es uno de los hijos tardíos de Mariano. Fue guitarrista y aunque no sobresalió por copiar a su padre, sí lo hizo por los numerosos antecedentes delictivos que tuvo a lo largo de su vida. Quien realmente heredó la figura del padre fue su otro hijo, Rafael, que entre 1906 y 1916 posó para turistas hasta que, viendo que el negocio no era rentable, llegó a escribir un acta o real cédula entre sus amigos dejando el puesto y vendiendo sus barbas por diez calas.


Si esto pasó el 31 de mayo de 1924, años más tarde seguía con sus andanzas y dando problemas a la justicia. En 1928 volvió a tener problemas. Aunque dadas la cantidad de fechorías que encontramos, sospechamos que se dedicaba al robo más que a la guitarra.







El 8 de julio de 1929 este guitarrista con afán de pasar a la historia y no por sus falsetas atacó a un guardia urbano.


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