Nueva factoría del cante: La Yiya, El Boleco,
Alicia Morales.
Pudiera parecernos que
algunos de los firmantes del título salieran con ventaja al escenario sobre el
resto en cuanto a repercusión cantaora en estos últimos años, pero
sin duda, el flamenco, que no es matemático, cambia las cartas de la
baraja y concede el As a quien, al menos, así lo merece en citas puntuales. En el ciclo Flamenco viene del Sur se presentó este trío, fruto de la imaginación de quienes tuvieron a bien
presentar un proyecto tan interesante y que saliera a la luz para
poder entender en un solo recital, cuantas y diversas maneras hay de
concebir el cante y cuan veleta puede ser la diosa fortuna del cante.
La Yiya, El Boleco y
Alicia Morales. Tres estéticas expresivas en sus formas de concebir
el cante, de generar jondura y de manifestar que el cante no cabe en
el papel. Acompañando al toque dos guitarras de una candidez
espléndida que arroparon magníficamente al trío: Antonio García
que lo hizo con La Yiya y El Boleco y David Caro con Alicia.
En estos tiempos, en que
la igualdad y el feminismo en lo flamenco han resurgido de una forma
casi feroz, tenemos la prueba indeleble de que la mujer en el cante
siempre ha tenido un rol imprescindible. Así se vivió en las tablas
del teatro Alhambra. De poco sirvió que aficionados de La Puebla
acompañaran y jalearan al joven cantaor Boleco cuando se manifestó por
tonás, como precedente del cante por trilla y temporeras de Morales
con pregón y remate por bulerías de La Yiya. Las mujeres triunfaron
sobradamente.
La Yiya incluyó en su
repertorio tientos y seguiriyas con metal de voz entre lo timbrado y
lo rasgado que la hace sonar flamenca hasta respirando.
El Boleco, a pesar de
sonar a cante de nuestros ancestros, a cante primitivo, a ecos de
ultratumba no acabó de encontrarse y ni por seguiriyas ni por
fandangos logró alcanzar una cota de profundidad cantaora que
hiciera conmovernos. Cierta desgana en su actitud en el escenario lo
delataron, o más bien pudo deberse a falta de profesionalización en
el escenario; perdón tiene y perdón se le concede por su acusada
juventud.
Sin embargo, en las
antípodas estuvo Alicia; jugaba en casa y presentó algunos de los
cantes que están incluidos en su primer trabajo discográfico. Un
disco muy cuidado, con una investigación del cante granadino extensa
que se notó en el escenario. Cantó Media granaina (de cuño propio
y de Morente) y soleá. En ellos, se aprecia por un lado la valentía
de querer personalizar los cantes y hacerlos suyos, como así mostró
en el primero y por otro, el riesgo que supone modular la voz hasta
cotas ajenas a los modelos matrices para (re)-convertir los estilos. Este extremo
invita a una doble lectura: la de valorar que se respete el cante tal
y como fue desarrollado por sus creadores o bien la de minusvalorarlo
por querer reinterpretar versiones ya estructuradas y alejarse profusamente de
cánones preestablecidos. El primero de ellos, convierte el flamenco
en una música estática; el segundo en lo contrario.
En el fin de fiesta, por
tangos, cada artista 'barrió' para casa; La Yiya hacia La Niña de
los Peines, por tanto Sevilla, Alicia que conoce bien el paño,hacia Graná y El Boleco apenas
sacó la escoba.
Queda dar la enhorabuena
al sello discográfico que, contra viento y marea, apuesta por
artistas de corte clásico como éstos y mantiene impoluta la visión
de lo que es el cante por derecho. La Droguería music, que así se
llama, es quien ha tenido a bien grabar a estos artistas en disco y
confiar en sus posibilidades.
Esta nueva factoría del cante dará que hablar.
Imágenes cedidas por ©Joss Rodríguez.
Imágenes cedidas por ©Joss Rodríguez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario