La inauguración del
ciclo 'Flamenco viene del Sur' edición 2014 arrancó la noche del
lunes en el teatro Alhambra. Cada año, son sólo uno o dos
espectáculos los que logran colgar el cartel de 'no hay billetes' en
un espacio que no suma las cuatrocientas butacas en su aforo máximo.
Si el año pasado fue El Cabrero quién consiguió tal 'hazaña' este
año ha arrancado bien el ciclo con Mayte Martín.
La catalana presentó un
recital cuyo nombre ('Por los muertos del cante') no es sino un
homenaje a aquellos cantaores/artistas que la han marcado en su
infancia y trayectoria por los escenarios del mundo. Sabedores de que
sus maestros no han sido los cantaores de los tildados 'enduendados'
por la afición más ortodoxa, sus referencias no dejan de ser un
obligado y afectuoso recuerdo a esa otra parte del flamenco que
tiene, si cabe, la misma cabida que los anteriores.
El canto de Mayte Martín
así lo demuestra. Porque deberíamos de hablar de canto, no de
cante, en el mejor de los sentidos. Su voz no es para nada el
estereotipo de voz afillá o rota propia de una cantaora sino una
dulcificación musical herida por un sentimiento de tristeza. Porque
todo lo que cantó sonaba a melancolía, a desamor, a abandono.
En su especial homenaje
se acordó de la Niña de la Puebla con los Campanilleros que la
encumbraron, de Carmen Amaya en la zambra 'La Tana' o de Marchena en
la guajira.
Para la petenera, antes
de recordar al Niño Medina, principió el cante con la petenera
mejicana, cuyos sones se acercaron más a las músicas medievales con las inmensas guitarras de Juan de Ramón Caro y José Luís
Montón (Donde vas bella judia/dando vueltas y a deshoras/voy en
busca del Rebeco/que estará en la sinagoga) y la percusión de Chico Fargas.
Por tientos y tangos
(Cádiz-Triana) recordó a La Niña de los Peines.
Las mal anunciadas como
bulerías al golpe no fueron tal sino bulerías en todo su magnitud.
Se acordó de los cantes de Caracol, Manolito de María y rescató
del olvido las bulerías de Alfonso del Gaspar, (toda una alegría
para los oidos de los buenos aficionados. Hace años que no escuchaba
estos cantes en un recital) después de hacer un recorrido por la
bulería corta de Jerez y hacer cuplet recordando Antonio
Machin.
Pincha en BULERIAS y escucha a Mayte Martín
La liviana en compás
de bulería retomó su rítmica natural antes de rematarla con
serrana y fandango del Albaicín. Es sorprendente la capacidad de Montón y Caro para dar rienda suelta a sus manos, cada una por su lado, complementándose, completando la cuadratura de un circulo musical en cada toque en el que ambos participan.
Sentido recuerdo al cantaor más grande que ha dado la ciudad de la Alhambra interpretando no sólo la creación fandangueril del maestro Morente sino rescatando de la memoria 'jonda' los fandangos de Huelva que con tanta personalidad dejó grabados cuyas letras lorquianas aprovechó para aflamencarlas. En el recorrido del cante personal se acordó también de Carbonerillo y de Rengel, entrando y saliendo en los sones onubenses de Santa Eulalia.
Porque ella lo vale, en su homenajear a los muertos, no sólo accedió a hacerlo en el entorno más flamenco sino que, con el único pretexto de gustarse y sin justificarse, introdujo la 'milonga del solitario' (Atahualpa Yupanqui). Una magnífica versión en una voz prodigiosamente laína y afinada cargada de sentimentalismo y sin embargo alejada de los cánones del cante. Sin pretexto.
Asistimos pues, al espectáculo de una cantaora atípica, en las formas pero no en el fondo, cuya personalidad emana por encima de convencionalismos. Así su particular fin de fiesta estuvo recreado en el inmenso mundo de las sevillanas recordando a uno de los más grandes es este camino: Manuel Pareja Obregón.
Pincha en FANDANGOS y escucha a Mayte Martín
Ya en camerinos, el público, soberano a todas luces, reclamó la presencia de la catalana y de su grupo para entonar una de sus baladas más reconocibles: S.O.S.
Pincha y escucha la PETENERA de Mayte Martín
Uno de los mejores conciertos que se han visto por aquí. Grandísima Maite abriendo ventanas en el compás para dar vuelo a una expresión vocal bellísima y grandísima la compañía que sonaba como una gran orquesta. Espero que se edite un disco pronto en esta línea. Gracias Maite.
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